
¿Cuál es el sentido de la vida?
¿Por qué nacemos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos ? ¿Por qué morimos? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando nos planteamos el sentido de nuestra existencia y cuál es el sentido de nuestra vida. A muchos se nos plantean estas cuestiones en el momento de ir a la cama. Pensar en todo lo que hemos hecho durante el día hace que analicemos si realmente estamos siendo coherentes con el que queremos mientras estemos en el planeta tierra.
Siento deciros que nadie tiene la respuesta cuando nos enfocamos en el sentido de nuestra vida. La realidad es que no hay una única fórmula para encontrarla globalmente, cada uno tiene su propio camino. Pero si hay muchos autores que pueden ayudarnos a buscarla por nuestros propias herramientas. Los denominados filósofos existencialistas se caracterizan no sólo por ponerse delante de estos interrogantes tan conocidos de la filosofía, sino que además dan un paso más y aseguran que nosotros tenemos las riendas de nuestra vida. Aquí te mostraremos algunas de las formas más interesantes para encontrar el sentido de la vida. ¿Estás preparado?
1 # Martin Heidegger

Aunque este autor negó su vinculación con este tipo de filosofía, sus primeras teorías están realmente encaminadas dentro de estas concepciones. De hecho la principal obra de Heidegger, ‘Ser y tiempo’ está enfocada a la pregunta esencial del existencialismo: ¿Qué significa ‘ser’?. Lo que lo conlleva a investigar en que consiste nuestra existencia y cuál es su característica fundamental (si es que realmente existe una). El filósofo apunta que es imposible separar el propio sentido del ser de su contexto, tanto espacial como temporal. A ello el autor denomina este conjunto el ‘ser-en-el.mundo’ o más concretamente el ‘Dasein’.
Para este pensador los humanos no estamos aislados de todo lo que nos rodea, sino que por lo contrario, la interacción que tenemos con el conjunto del mundo hace que seamos un ser. De este modo, no tiene sentido separar el ser y analizarlo como ‘algo’ apartado de su entorno. Al hacerlo no sólo perdemos la esencia real del ser sino también su autenticidad.
De estas afirmaciones Heidegger concluyó que si se entendía el ser de esta forma, el pensamiento era un carácter secundario de las personas (concepción completamente diferente a la de Descartes). Según al autor, somos seres arrojados al mundo que lo descubren a través de ser-en-el-mundo y por lo tanto, la comprensión de que somos una parte misma de este es lo que permite darle sentido a la vida.
2 # Albert Camus

Camus interpreta el sentido de la existencia de una forma completamente diferente a la de Heidegger. Según este autor, las personas desarrollan un propósito de vida ligado a su propia identidad. Es decir, nacemos con este ‘instinto’ sin la necesidad de que alguien nos lo enseñe. Pero este hecho nos comportará muchos más problemas de los que a un primer vistazo podríamos pensar.
Una vez este filósofo se para a pensar sobre ello, acaba extrayendo la conclusión de que en realidad la vida no tiene un sentido. A esta conclusión el pensador llega cuando examinando cada uno de los argumentos a favor de un sentido, no encuentra ninguno lógico por el qué debería haber uno.
Es por esto que estas dos visiones del propio autor llegan a una contradicción en el sentido de hallar una respuesta sobre esta pregunta tan esencial. Llegamos al mundo con una clara intención que surge de nosotros para hallar el sentido de nuestra existencia, pero la realidad es que esta no existe en sí misma. Es entonces cuando en nosotros surge una frustración, a la que el filósofo denomina ‘crisis existencial’.
Una vez llega a nuestra vida esta especie de malestar, para poder llegar a convivir con ello, debemos encontrar una solución. Para Camus la solución es coger las riendas, asumir que no hay un sentido construido desde fuera y empezar a formarlo con nuestras propias manos. Es decir la clave es la autorealización: Gozamos de una total libertad para hallar un sentido original y diferente a todo lo que hacemos con nuestra existencia.
3 # Søren Kierkegaard

Para este autor la vida consistía principalmente en la capacidad de poder elegir. Así pues, es a través de las elecciones que realizamos en nuestra vida que configuramos la existencia y el sentido de nuestra vida. Uno de los puntos fuertes de su teoría es que las decisiones que tomemos al respecto son más que inevitables. De hecho, no elegir es también una de las opciones que tenemos en mano.
Kierkegaard tiene un elevado carácter moralista. Según este filósofo nuestra moral es también una base fundamental de la libertad. De esta forma, muchas veces deberemos escoger entre lo justo y lo que nos da placer. Pero las condiciones en las que se interpretan nuestras elecciones son únicamente nuestras. Es por ello que de cada una de las decisiones que tomamos la responsabilidad de sus consecuencias son solamente nuestras.
Como nos pasamos la vida eligiendo, acabamos experimentando angustia por aquellas que hemos perdido por haberlas descartado. Por ello, preferiríamos vivir sin tener que tomar estas elecciones, que son obligadas para todo el mundo. A raíz de estos, el pasado nos parece más atractivo que nuestro presente ya que lo representamos como una ilusión donde las decisiones no tienen el control.
El peso de la libertad es algo que va de la mano con cada una de nuestras elecciones. Por este sentido, según el autor, ser libres nos conlleva que sintamos un vértigo existencial ante la concepción de que no hay nada que nos separe de ese vacío.
Para Kierkegaard debemos abrazar esta libertad con todas nuestras fuerzas. Aunque esta tenga como carga el peso de la responsabilidad y no sea nada fácil convivir junto a ella, también es algo que podemos disfrutar. El hecho de poder tomar nuestras propias decisiones y tener fe en el camino que hemos construido con nuestras propias manos hará que podamos afrontar la angustia que nos depara la vida y la existencia. El autor nos impulsa así a hallar la autenticidad de nuestra vida y poder encontrar la esencia de nuestro verdadero ser.
Estos tres filósofos nos enseñan que para hallar un sentido a la vida uno de los pasos más importantes es pararnos a pensar en lo que somos y en nuestra existencia. Por eso, antes de poder elegir nuestro camino, deberíamos pararnos a pensar en lo que verdaderamente somos. La esencia que nos conforma es lo que realmente nos guiará hacía la ruta que tomaremos para encontrarnos con nuestro ser.
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